martes, 21 de septiembre de 2010

Depresión clínica

A corto plazo nos arrepentimos de las cosas que hemos hecho, de si acertamos con determinadas cosas, es lo único que nos atormenta pasados unos días (o minutos) ¿habremos hecho bien?, nunca nos planteamos lo que NO hemos hecho. Pero a largo plazo, con el paso del tiempo sólo nos arrepentimos y preguntamos por lo que no hicimos. (Nuestros abuelos siempre nos decían, sin ir más lejos, que de ser jóvenes harían tal cosa que no hicieron o que de haber hecho tal cosa...)

Necesitamos un control de nuestras vidas. Tomar decisiones, sentirnos libres. Y aunque nunca estaremos satisfechos si buscamos maximizar y perfeccionar nuestras decisiones, es muy cierto que las decisiones que son reversibles no nos hacen tan felices como las realmente difíciles. Pero no podemos castigarnos por cada decisión o sufriremos mucho.

Vivimos en una sociedad repleta de ofertas. Nos pasamos el día consumiendo. Consumo luego existo. Es lo que nos hace sentir libres, pero es esta libertad la que nos trae también la infelicidad. No hace falta pensar en ropa o productos tangibles, consumimos, consumimos y consumimos: todos. Y luego nos preguntamos si acertamos comprando tal o cual cosa, con la película que vimos o en el concierto. Eligiendo la carrera, pidiendo el préstamo o con la pareja.

Este control del que hablaba nos da poder para sentirnos bien, no depender de los demás para ser feliz. Ya desde pequeños lloramos para controlar a nuestros padres, ¿no es cierto? ¿Pero qué pasa cuando nos falta este control sobre nuestra vida? Cuando tenemos una impotencia aprendida, cuando no controlamos nada de nuestro mundo y acabamos por darnos por vencidos. Finalmente se deja de intentar ese control, es una depresión clínica (y como toda depresión disminuye nuestra esperanza de vida a la mitad. Sobretodo a la gente que la tiene entre los 18 y 35 años)

La depresión, el dolor del alma, puedo asegurar desde el hundimiento más profundo: que existe. No es cosa de poetas y cantantes, el dolor abstracto del corazón se manifiesta en el exterior realmente a través de las neuronas espejo (cosa de la que escribiré tal vez en otro momento) y afecta al cerebro y a nuestra salud. De hecho una persona triste o feliz puede contagiar al resto, algo que me convierte por cierto en no recomendable. Está comprobado que quien ríe contagia su estado. Por eso realmente se puede morir de tristeza, no es una frase artística, la tristeza se va manifestando en el exterior provocando desde un estreñimiento a un paro cardiaco. La autopsia dirá que fue un infarto, pero el 80% de nuestros males tienen su origen en la mente. Un mal de amores altera el sistema nervioso y éste jugará conforme quiera con nuestro cuerpo. La falta de control sobre nuestra vida, nuestro pesar, puede generar un tumor cancerígeno si es prolongado.

Posiblemente los médicos del futuro sean los psicólogos. Los médicos de cabecera en vez de optar por un simple 'es un virus' deberían preguntar que nos pasa. Aun habrá otros que si tengan remedio y solución, va por ellos no por mí. Es acojonante a la par que INFAME que durante miles de años no hayamos sabido nada de nuestro cerebro y organismo y de como funcionamos por dentro y hayamos seguido tan panchos.

2 comentarios:

  1. La verdad es que mucha culpa de todo esto la tiene la sociedad de hoy... aunque parezca una locura digna de un abuelo senil, antes en cierta manera se vivía mejor sin tanta opción (ojo no estoy diciendo que sin libertad y con una dictadura, ¡no!) pero nuestros padres tenían muchos problemas pero pocos de felicidad y depresión. El exceso de posibilidad llega a ser tan perjudicial como 'la exclavitud'...

    ¿Dónde me voy a Francia o a Italia? has ahí consumimos, nos centramos en tener o no tener y creemos que cuanto más tenemos más felices somos: GRAN ERROR. Es más el NO tener nos causa infelicidad porque vemos que los demás SI lo tienen. El consumo también trae envidia (=infelicidad)si no viajas te frustras al ver que el resto duda entre Francia o Italia... como decía nuestros padres no viajaban y no eran infelices (repito que ahora es mucho mejor, viajamos más, puesto que somos más libres). El problema es que la sociedad te inculca el CONSUMO.

    Puto capitalismo, cáncer de nuestra sociedad que nos corrompe y nos mata poco a poco.

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  2. PD. Por cierto ya que ni sales ni hablas con nadie te lo digo x aqui, he hablado con la abuela: lo sé prácticamente todo...

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