lunes, 31 de enero de 2011

Pentagrama

CAPÍTULO 1. Do

La última vez que había mirado el móvil marcaba justo un minuto menos que ahora. Cogía la guitarra una vez más cuando Ernesto irrumpió en la sala de grabación.

  • Oye, que yo me voy.

  • Tranquilo, ya recojo yo, no hagas esperar a tu madre.

  • Gracias, tío. Te debo una.

  • Nada, ven a verme mañana que seguro que tendré un par de estrofas más.

  • Eso está hecho. Y el concierto del viernes, insisto, una pasada.- tras recibir a modo de respuesta una sonrisa, Ernesto cierra la puerta y sale con prisas.

  • Veamos, me quedé en... “y diez minutos contigo es toda una vida”- antes de retomar la canción vuelve a mirar el móvil... efectivamente: ha pasado otro minuto.

Lucas es compositor, al comenzar sus conciertos suele imitar al pato Lucas -se le da bastante bien- para romper el hielo. Ha conseguido convertir en virtud uno de sus principales traumas, de pequeño le cogió manía al pato de marras por culpa de sus compañeros de clase y sus continuas burlas. No era un nombre muy afortunado -o eso había pensado él- pero ahora con la gracia conseguía conectar con un público que cada vez iba creciendo más. Algunas salas comenzaban hacérsele pequeñas.

Estaba mirando la portada de “The Essential” de Bob Dylan. El día anterior había estado viendo una película sobre la vida del cantante, su inspiración había sufrido un paréntesis y buscaba un estímulo externo. Desde que había montado en su casa su pequeño estudio de grabación, la calidad de sus letras había disminuido. O eso sentía él. Vuelve a hacer sonar los primeros acordes del tema.

  • Espero tu llamada como... -para de entonar- pufff, no hay manera...- el joven deja la guitarra en el suelo y sale de la sala.

Sobre la mesa del comedor sigue el libro de estadística, lleva arrastrando la asignatura desde segundo. Come un trozo de pizza y se abalanza sobre el sofá desganado. Se quedaría allí sin moverse, le apetece darle la espalda al mundo durante un tiempo... pero no hay nada ¿peor? que sentirte obligado a seguir. Golpea con el puño cerrado un cojín intentando motivarse y levanta la vista para mirar el reloj de la pared: 19:55. De pronto se aclara la voz.

  • Vivo pendiente del tiempo- canta imaginando las notas- espero tu llamada, quiero oír tu voz, “estoy bien”, dame cinco si diez son muchos, porque diez minutos contigo es toda una vida. -sonríe- ¡eso es!- la repite mentalmente otra vez y vuelve al estudio.

Entra sorteando el cable del monitor y el pie de micro de Ernesto y recupera la guitarra.

  • Son las 19.57- dice mirando de reojo el móvil y punteando con la púa- aun no me has llamado... -rasguea con ritmo y sigue- vivo pendiente del tiempo, espero un timbrazo, ¿pasó algo?, sólo un “por aquí todo bien”, dame tres minutos si diez minutos son muchos, porque diez minutos contigo es toda una vida.

  • Deja todo atrás, mira lo que puedes obtener no lo que puedas perder, sé quien quieres ser: no vas a caer. No cambies, no busques más fórmulas, no esperes el momento, éste es el momento, son las -ojeo de nuevo la hora que marca- 19.59: dame un minuto contigo, me basta para llenar el corazón.

  • Ni los goles del 'Piojo', ni las pelis de Tarantino... un minuto contigo- baja el tono de voz manteniendo el compás- ni los libros de Reverte, ni los temas de Calamaro... un minuto contigo...

  • Pip- el reloj de su habitación marca las ocho de la tarde.

  • Uff...- suspira más aliviado- esto está mejor. ¡Desde arriba!- gira 360º el instrumento y empieza a chasquear los dedos.

  • Hoy me enfadé otra vez viendo la televisión, salía Aznar, hoy me compré otro tomo para variar... pero no puedo llevar esta canción a buen puerto si contigo no puedo hablar.- toma impulso y hace sonar la guitarra- Cuéntame, qué ronda por esa cabeza, qué te hace vacilar, dime si es que mi afición por el gore dejó de gustarte o es que te equivocaste de decisión, pero dame diez minutos para volver a sentir una vida. Porque diez minutos contigo es toda una vida...

Justo una hora después, a las 21:00, Lucas se encuentra recogiendo todo el material y ordenándolo. Por toda la casa suena 'Like a Rolling Stone' de Dylan. Síntoma de que está de buen humor. Se acaba la pizza, se sirve un vodka con naranja y quitándose las zapatillas se sienta en el sillón con el mando de la Play en la mano. Justo cuando el logo de Naughty Dogs aparece en pantalla suena el teléfono.

  • ¿Si?

  • Tío... no sé nada de ella...- se oye al otro lado del teléfono.

  • ...- Lucas pone los ojos en blanco, es el pesado de Toni, el de las camisetas a cuadros. Se muerde la lengua para no decirle que igual es por sus camisetas horteras.

  • Creo que ya no me quiere... ya no pasa tanto tiempo conmigo, parece que le da igual.

  • A veeeeer, ¿qué ha pasado?

  • En verdad nada, pero...

  • ¡Eres un neuras! ¿Has estudiado? Yo no, y no puedo permitirme suspender más.

  • Claro, lo llevo bien, pero... Lucas, yo la quiero pero la noto distante, no sé que hacer...

  • ¿Se lo has dicho?

  • … ¿y si se molesta y son paranoias mías?

  • Joder...

  • ¿Qué harías tú?

  • ¡Yo que sé!

  • Tú escribes canciones así a veces...

  • ¿Y? Y casi ninguna va dirigida a nadie, sólo trato de ponerme en lugar de alguien. O salen así sin más.

  • ¿No son autobiográficas?

  • Por regla general, no.

  • Pues vaya...- la conversación se estanca.

  • Oye, que si no quieres nada estaba ocupado- dice dándole al “play”.

  • Mira que eres borde a veces...

  • Venga tío, hablamos- y cuelga.

“Estás huyendo, no te mientas” dice una voz dentro de él. Sacude la cabeza para seguir jugando pero entonces su mirada queda fijada en un marco que hay sobre un pequeño mueble del comedor. En la foto hay una chica abrazándole desde detrás. El rostro de Lucas cambia... queda serio.

  • Game Over- dice una voz con tono perverso.

  • ¡Mierda!- dice retomando la partida- ¿cómo se saltaba más alto?- pausa el juego y comienza a registrar en la caja. Ojeando el manual cae un papel con un número...

“670879915 → Martín”

Lucas queda con los ojos bien abiertos ante el descubrimiento... ¿no había roto todo lo relacionado con Martín? Sin poder evitarlo echa una fugaz mirada al teléfono... seguramente Martín estaría en la oficina redactando alguna noticia para el día siguiente...

  • Si le llamo lo cogerá, seguro.- su mano se alarga hacia el auricular a pesar de hacer esfuerzos por no hacerlo.

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