lunes, 21 de febrero de 2011

'Primos'

Primos es ese tipo de película bienintencionada, gratificante, de personajes tiernos y divertidos, sin demasiadas pretensiones autorales y cuyo único objetivo es suscitar la carcajada y el placer entre el público que acude a la sala. Un arquetipo de cine, al fin, que nos recuerda uno de los cometidos primigenios de este arte masivo; entretener y conmover a partes iguales sin recurrir a la violencia u otros medios más “espectaculares”. Quién nos iba a decir que un director español de un talento desbordante nos haría recobrar ese espíritu cómico tan necesario en estos tiempos. Para contar una buena historia tampoco hace falta indagar en los problemas sociales y personales de un barrio marginal lleno de drogas y dudas sexuales. Parecíamos haber perdido el gusto por lo sencillo, o mejor dicho, por hacer que parezca sencillo.

Daniel Sánchez Arévalo, quien ya demostró su valía en su ópera prima Azuloscurocasinegro, nos traslada en su tercer largometraje a la idílica villa cántabra de Comillas de la mano de un peculiar trío de primos de personalidades antagónicas en busca de ese sentimiento de felicidad perdida que sólo nos puede devolver el recuerdo de la infancia. Una época de la vida en la que los colores son más brillantes, como los verdes y azules del pueblo donde Diego, Julián y José Miguel pasaban en familia sus largos veranos de juventud; y las sensaciones más intensas, como la evocación de ese primer amor que nunca se olvida a pesar de los años y el bagaje de toda una vida.

Una ocurrente serie de casualidades y aventuras llevan a esta inefable terna de primos desquiciados a rememorar lo felices que fueron en aquellos veranos de fiestas populares, cucañas, días de pesca y bailes en la plaza del pueblo. Y en aquel lugar, en la sencillez y el gusto por la vida apacible y despreocupada que representa el entorno rural, es precisamente donde terminan por hallar el auténtico sentido de sus vidas, la solución para las infinitas taras de su personalidad, una razón para practicar esa necesaria y sana alegría de vivir. Y de paso, donde volver a enamorarse de la chica de sus sueños.

Primos es una comedia sobre la amistad, la familia y las ganas de pasárselo bien. Sánchez Arévalo consigue empatizar con el público al dibujar con acierto y hondura el carácter de sus personajes centrales, tiernos, románticos y repletos de matices, a los cuales inserta en una divertida trama de despropósitos con un genuino aroma a nostalgia. Concretamente esa vaga melancolía que asedia a los adultos cuando se sienten demasiado maduros para vivir las aventuras con las que un día fueron felices y las locuras que jalonaron su adolescencia de momentos inolvidables. De ahí el espectacular regreso de los ‘BackStreetPrimos’ para el gozoso jolgorio del pueblo de Comillas, como punto culmen de ese regreso a los orígenes, de esa cruzada por la juerga y el placer de la buena compañía.

Primos
es una película especialmente concebida para disfrutarla. Por ello se me antoja artificial y carente de sentido continuar reflexionando acerca de las bondades de la misma. Vayan a verla, ríanse con la descacharrante interpretación de un Raúl Arévalo en estado de inspiración constante, identifíquense con la encrucijada emocional del personaje de Quim Gutiérrez, sientan como suyos los miedos viscerales de José María hasta su apoteósica emancipación final, conmuévanse con la terrible historia del personaje de esa imponente figura artística que es Antonio de la Torre. Les puedo asegurar que no se van a arrepentir. Saldrán de la sala con una amplia sonrisa en el rostro, el ánimo por las nubes y la sensación de haber disfrutado tanto como todo el equipo de producción al rodar este canto cinematográfico a la comedia sin concesiones. Sin caer en 'moñadas' y sí en un banda sonora riquísima y una fotografía expléndida.

Verán como no hace falta la chabacanería de 'Torrente' para pasarlo bien y echarse unas risas. Recuperen la sintonía con el cine en esta época en que incluso al fútbol le cuesta evadirnos con su magia de la crisis, olviden los líos de los energúmenos de Camps, su iglesia y Berlusconi, la incompetencia de nuestros profesores o jefes (cuando no los dos), el sinsentido de nuestros gobernantes que se pliegan a la industria y reconciliénse con el producto español. Primos es un buen comienzo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario