sábado, 27 de agosto de 2011

La tontada del techo de gasto

Zapatero propone una reforma constitucional para limitar el déficit público, y Rajoy la apoya. Por una vez, y sin que sirva de precedente, le voy a dar la razón a Izquierda Unida: es una soberana estupidez. No tiene sentido. Es una idea suicida.

El motivo es obvio: el déficit público sube, de forma automática y necesaria, cada vez que hay una recesión. El estado recauda menos dinero, el gasto público en prestaciones de desempleo y servicios sociales aumenta, y las cuentas públicas se meten en negativo. Es un estabilizador automático de la demanda: la clase de gasto público que ayuda a quien menos tiene y contribuye a suavizar recesiones.

Si limitamos el déficit constitucionalmente, esto se va al carajo. En teoría un gobierno puede ahorrar en tiempos de bonanza, acumulando reservas para cuando las cosas van mal, pero eso es mucho, mucho suponer. Los políticos sencillamente no tienen incentivos para hacer eso, y los votantes no acostumbran a penalizar a los que gastan más de la cuenta.

La única manera que un techo de gasto funcione “bien” es si hay una administración pública que pueda emitir deuda para los programas contracíclicos. En el caso de Estados Unidos, este es el papel del gobierno federal (lo estados no pueden tener déficit), en Europa no tendremos absolutamente a nadie. Es una idea espantosa, inaplicable y que no arregla nada. Un horror.

Nota adicional: antes que alguien lo diga, hay países que tienen techos de gasto viables, si se ajusta al ciclo económico, fijándose en déficits estructurales. Esto no es lo que ha propuesto Zapatero. Por añadido, el sistema puede funcionar en un sitio como Suiza, que tiene política monetaria propia, pero no en el corsé de la eurozona.

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