A las 10:41 de la mañana, minutos antes de que la Guardia Civil entrase en la sede de la Sociedad General de Autores y Editores para registrar sus archivos y detener a su cúpula, la SGAE difundió a través de Twitter un comunicado negando que Anticorrupción estuviese investigando sus cuentas. La nota terminaba así: “Ante esta campaña difamatoria, la SGAE realizará las acciones judiciales oportunas en defensa de su imagen, reclamando los oportunos daños y perjuicios”.
La amenaza, tal vez la última, es casi un epitafio del reinado de Eduardo Bautista al frente de esta entidad. Amenzas que me recuerdan a viejos blogs y webs cerradas, a conferencias vigiladas y bajo presión, a cartas de denuncias y demandas, a posibles juicios y condenas y a encerronas en su misma sede con mis compañeros de clase. ¿Ahora qué, malditos valientes? Independientemente de cómo acabe este caso judicial, Teddy ya ha pasado a la historia como el hombre que hizo de la SGAE un organismo más impopular entre los españoles que el virus del herpes labial. Sus detectives en las bodas, sus demandas contra Fuenteovejuna, contra las peluquerias o contra un festival de niños discapacitados, sus reiterados insultos a esos que él llama “internautas” (antes conocidos como clientes) o su ilegal canon digital son algunos ejemplos de esa política de relaciones públicas matonil.
El trabajo que empezó, por mi parte, hace seis años, da sus frutos. Animo a todos los que estén en medio de una cruzada a no desistir. Se llame DGT, se llame Sistema Electoral o se llame como se llame... os harán creer que no sirve para nada, parecerá que es luchar contra molinos de viento... pero torres más altas cayeron con Roma. La base de la lucha es la constancia, la perseverancia, y la fe en lo que uno hace. Mientras quede uno en pie, habrá esperanza.
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